Jonty Hurwitz, artista afincado en Londres, se ha valido de la impresión 3D para crear nanoesculturas de un tamaño de 20 micras, tan infinitesimales que sólo pueden observarse mediante un microscopio electrónico.
Para demostrar su microtamaño, el artista ha recurrido a situarlas sobre un cabello.
O a colocarlas en comparación con un espermatozoide humano.
Y también en el ojo de una aguja.
"El desafío es que existen estas obras más allá de los límites de nuestras capacidades de percepción, y como consecuencia más allá de los reinos de lo que podemos visualizar", dijo Hurwitz.
"El espesor de un cabello es algo sobre lo que cada persona ha reflexionado en algún momento de su infancia.", añadió.
Actualmente, Hurwitz está tramitando la inscripción de su obra en el libro Guinness de los Record como las esculturas más pequeñas jamás creadas por el hombre.
Hurwitz obtuvo un título de ingeniero en Johannesburgo, África del Sur, donde descubrió la delgada línea entre el arte y la ciencia.
Todas sus piezas tienen en cuenta las leyes de la física y pueden ser fruto de millones de cálculos y algoritmos.